martes, 20 de junio de 2017

Cuando tu predicción no se da



Echamos las cartas básicamente por dos razones: para entender una situación particular o para predecir qué va a ocurrir. 

Pero qué pasa cuando lo que predecimos no ocurre. ¿Es que las cartas no funcionan? ¿Es acaso simplemente una fantasía creer que las cartas pueden hablarnos?

Cuando hacemos una predicción y ésta no se cumple estas preguntas nos vienen a la cabeza, dudamos y hasta nos decepcionamos.

El uso oracular es ancestral. Siempre hemos querido saber el destino porque necesitamos tener control de nuestras vidas. Ante la incertidumbre, cualquier recurso es bueno para sentir que los acontecimientos están bajo control (bajo el control de Dios, del universo...).

Cuando vemos que las cartas no aciertan en la predicción, sentimos que pierden credibilidad y entramos en duda.

He visto en mis grupos de estudio a mis co-aprendices lamentando que su predicción no se cumplió. En algunos casos culpamos al oráculo. He visto a gente enojada con el Lenormand especialmente con las preguntas de sí/no.

Este problema lo tiene más el Lenormand que el Tarot. El Tarot al estar envuelto en un aire esotérico, profundo, misterioso y etéreo está más asociado a situaciones de vida y consejos de mayor profundidad y largo plazo. El Lenormand está mucho más cerca de la comprobación inmediata porque predice cosas de la vida cotidiana. Siendo así, su comprobación es fácil de hacer.

Por eso me gusta. Porque es más atrevido, porque tiene más huevos, porque asume el riesgo de que lo critiquemos.


Creo que el oráculo no tiene nada de malo. El oráculo adquiere vida por nosotros. Es el interprete quien le da sentido y le imprime valor. Por sí mismo, el oráculo no es más que un grupo de cartas con imágenes.

A continuación compartiré las razones por las que creo que fallan nuestras predicciones:


1. Interpretación equivocada

A veces, simplemente interpretamos mal. Como cuando tenemos una conversación con alguien y surge un malentendido o jugamos al teléfono descompuesto (el mensaje original es diferente al mensaje final).

Las cartas dicen lo que tienen que decir, pero nosotros no las comprendemos.

La manera de corregir esto es teniendo un conocimiento profundo del significado de las cartas y de las técnicas de interpretación.


2. La pregunta

Una buena pregunta favorece una buena respuesta.

Muchas veces queremos preguntar algo y no lo expresamos correctamente. A veces preguntamos: me va a invitar a salir? Y  la respuesta es sí, pero si no peguntamos en un marco temporal, puede que esa invitación la recibamos dentro de un mes y no este fin de semana, como estábamos esperando.

Por otro lado, si la pregunta está bien hecha, respondamos la pregunta. Si a Ud le preguntan: Va a prosperar mi negocio en el próximo trimestre? No responda diciendo: veo mucho amor en tu vida.  

Otra razón es la naturaleza de la pregunta en sí. Quizás está fuera del alcance del oráculo. Yo me pregunto por ejemplo, si está bien hacer preguntas a Lenormand sobre juegos de azar. Hay gente que consulta si va a ganar la lotería con tal número. Opino que es difícil que un oráculo responda por hechos fortuitos o que están sometidos al azar y a las reglas de la probabilidad. Los juegos de azar están sometidos a sus propias leyes y el oráculo no es un actuario.

Su Ud, vive en una zona montañosa, ¿va a preguntar si la ciudad va a ser arrasada por un huracán? Vamos! Por más que  le haya salido en la tirada la carta 33, La Llave, no puede culpar al oráculo de  fallar porque no haya habido un huracán. 


2. La intuición

Lenormand es un oráculo con reglas específicas de lectura e interpretación. Los mejores adivinos son muy intuitivos, pero en Lenoramand la intuición sola no sirve. Interpretar  solamente por la "impresión" psíquica que recibimos de las imágenes de cartas es un error. Hay que usar la técnica.



Por favor no me malentiendan: una lectura Lenormand es estructurada, pero tampoco podemos hacer uso de la técnica en forma dogmática. Lenormand no es una ecuación matemática, donde aplicando las reglas, llegas siempre al mismo e invariable resultado. El propio Stephen Hawking dijo: "no hay como discutir con un teorema matemático". Afortunadamente con las cartas sí.

Así lo explica la respetadísima Mary Greer en su blog: https://marykgreer.com/2017/04/29/linda-marson-interviews-mary-on-using-lenormand-cards/

Siendo Lenormand más estructurado, la espontaneidad para aquellos que no somos verdaderos psíquicos puede conducirnos a un error y la predicción puede ser equivocada.


4. El estado mental 

El 99% de las situaciones que consultamos tienen relevancia para nosotros, si no no preguntaríamos! Precisamente porque son temas importantes para nosotros en nuestra vida personal, las lecturas están llenas de nuestros deseos, miedos y expectativas.

Todo está atado energéticamente.

Cuando leemos las cartas es fundamental un estado de serenidad mental, concentración y abstracción. Si estamos preocupados por un problema, si estamos enojados porque acabamos de discutir con alguien o simplemente si tenemos que hacer pipí, todo esto nos desconcentra. Yo por ejemplo si tengo hambre me pongo de mal humor y no pienso ni hablo con serenidad.

Antes de una lectura, tener paz y ser neutrales en el resultado esperado es lo mejor. Muchas veces hacemos la pregunta para que nos digan lo que queremos escuchar. ¿Es eso lo que realmente dicen las cartas o es lo que desearía que dijeran? Seamos objetivos.

En este sentido, las emociones inciden no solo en la interpretación sino en nuestra actitud ante la situación y el acontecimiento en sí.

Nos guste o no, la verdad es que la tristeza y el miedo están asociados a contratiempos, problemas y falta de realización. Se han dado cuenta que a la gente positiva y feliz todo le sale bien?  Mientras que a la negativa, deprimida o amargada todo le sale mal?

Eso sucede porque los acontecimientos están en sintonía con nuestro estado emocional por una conexión energética.

Para mí la clave está en ser positivos con los pies en la tierra. 

Si nos hemos enfocado bien y somos neutrales, es mucho más probable que interpretemos mejor y encaminemos mejor la energía.


6. La acción

Hay que poner de nuestra parte. Las cartas auguran en un momento dado, pero si no accionamos, no se produce nada. El destino está en nuestras manos, tomemos la iniciativa, trabajemos para que sucedan.

Finalmente,  hay que evitar ser dogmático. Seamos francos, creer que existe la magia está bien, pero de ahí a poner nuestras vidas en función de que cierta carta haya salido en una tirada es no tener suficiente criterio y uso de la razón.

Ofenderse con las cartas o decepcionarse porque la predicción no se dió es inútil e infantil.

Tomemos las lecturas con más humor y más diversión. 

A final de cuentas, quién dice que alguna vez no podremos predecir sin fallas? Si hasta el propio Stephen Hawking habla sobre la posibilidad de viajar al futuro deformando el espacio- tiempo...


¿Alguna vez le falló a Ud. una predicción? ¿Por qué cree que ocurrió?